La célula es una unidad especial de todo ser vivo ya que
básicamente si no se tiene células no se considera ser vivo.
Sus características estructurales son:
Individualidad: Todas las células están rodeadas de una
envoltura.
Contienen un medio interno acuoso, el citosol, que forma la
mayor parte del volumen celular y en el que están inmersos los orgánulos
celulares.
Poseen material genético en forma de ADN.
Tienen enzimas y otras proteínas, que sustentan, junto con
otras biomoléculas, un metabolismo activo.
Sus características funcionales son:
Nutrición. Las células toman sustancias del medio, las
transforman de una forma a otra, liberan energía y eliminan productos de
desecho, mediante el metabolismo.
Crecimiento y multiplicación. Las células son capaces de
dirigir su propia síntesis.
Diferenciación. Muchas células pueden sufrir cambios de
forma o función en un proceso llamado diferenciación celular.
Señalización. Las células responden a estímulos químicos y
físicos tanto del medio externo como de su interior.
Evolución. A diferencia de las estructuras inanimadas, los
organismos unicelulares y pluricelulares evolucionan para poder sobrevivir si
no sería su fin.
En cuanto al tamaño, la mayoría de las células son
microscópicas, es decir, no son observables a simple vista. A pesar de ser muy
pequeñas (un milímetro cúbico de sangre puede contener unos cinco millones de
células), el tamaño de las células es extremadamente variable. La célula más
pequeña observada, en condiciones normales, corresponde a Mycoplasma
genitalium, de 0,2 μm, encontrándose cerca del límite teórico de 0,17 μm.
Existen bacterias con 1 y 2 μm de longitud. Las células humanas son muy
variables: hematíes de 7 micras, hepatocitos con 20 micras, espermatozoides de
53 μm, óvulos de 150 μm e, incluso, algunas neuronas de en torno a un metro.